
Las Noticias
Julio 2016
Du 2016-06-30 au 2016-07-31
El verano con Maria
LOS AMIGOS
María, préstanos tus ojos para mirar a los amigos, con gozo, con gratitud y con delicadeza. Porque mirar a los amigos es como mirar el amor y dejar que nos embellezca y nos revele lo que somos. Nuestro tiempo se nos acorta por las múltiples ocupaciones, pero ¡qué pena si en las 24 horas de estos días largos y luminosos del verano no encontramos al menos unos momentos para estar con los amigos, para pensar con ellos, para recordar que somos amigos! Cuando vemos en el otro a un amigo estamos cerca de encontrar a Dios en el ser humano.
Tú, María, viviste plenamente la amistad. Tejiste diariamente en tu hogar la tela de la amistad. Por eso, las palabras de Jesús: “A vosotros os llamo amigos” son también tuyas, fruto de tu educación diaria. Cultivaste la amistad con tus vecinas y con Dios, al que viste con tus ojos de mujer y le cantaste como al de “la entrañable misericordia”. Naciste en el amor, diste a luz al amor y ofreciste al mundo al Amigo que sigue gritando por todos los caminos, como un eco de tu corazón de mujer abierto a la amistad: “Amigo soy, soy amigo”.
- Enséñanos, María, a ser amigos de nosotros mismos, para serlo, un poco más, de todos.
- Haznos, María, abiertos a los otros, actuando como si todos nos quisieran, como si todos nos entendieran, como si todos nos ayudaran.
- Ayúdanos, María, sobre todo a vivir la amistad con Jesús, porque la amistad con él nos hace nacer, nos transforma, nos hace personas de luz.
EL PAISAJE
María, préstanos tus ojos para mirar el paisaje. El verano, por la luz y los días largos, por los viajes y los encuentros de familia, es tiempo de mucho kilometraje. Montes, valles, mares, arroyos, ermitas, pequeños pueblos, caminos, un sin fin de aves y plantas, piedras y arenas, viento, brisa..., nos van a abrir sus puertas para que todo lo crucemos despacio y así puedan decirnos la belleza que llevan dentro. Y detrás de todo, los hombres y las mujeres que se han fundido con su paisaje, con sus historias dentro, poniendo notas de vida o muerte a la creación.
Tú, María, gozaste del paisaje lindo de Galilea: el lago, las colinas, la fuente, el camino, las gentes. Todo ese gozo te bajó al corazón y se convirtió en alabanza. Pero sobre todo, miraste con tus ojos de mujer limpia otro horizonte más bello, el de la salvación, y fruto de ello te brotó el Magníficat, el canto más bonito de alabanza.
- Enséñanos María, a dejar que el paisaje mirado despacio nos comunique ese saber de la quietud, y se haga sentimiento y emoción en todo nuestro ser, compromiso recreador del hogar común
- Haznos, María, habitar nuestro paisaje interior, donde tú guardabas las cosas más hermosas, donde Dios es el monte y el collado, los acontecimientos y el mundo, las galaxias y todo.
- Ayúdanos, María, a transmitir con nuestra vida un paisaje, tal que quien lo mire te vea.
LA FIESTA
María, préstanos tus ojos para mirar la fiesta. Si algo hay en verano son fiestas. Por motivos religiosos o humanos, las gentes se reúnen para celebrar la vida y las músicas salen a la calle y las mesas están bien surtidas, los horarios se trastocan, se toca con los dedos un nuevo modo de vivir solidario. La fiesta es la respuesta humana, pequeña y no lograda del todo, como todo lo humano, al Dios de la alegría.
Tú, María, participaste en las fiestas de tu pueblo. No pudiste guardar en el silencio tanta acción maravillosa de Dios y formaste coro con las mujeres para cantar al Dios que besa nuestra pequeñez y levanta del polvo a todo desvalido para colocarlo junto a los príncipes. En las bodas de Caná se te abrieron los ojos, descubriste que la fiesta que anda buscando todo corazón humano era tu hijo Jesús. Con tu intercesión adelantaste la hora de Jesús y empezaron a resonar los tambores de la vida.
- Enséñanos, María, a abrirnos al Espíritu, el gran animador de la fiesta de los hombres y mujeres de este mundo. “El nos hace andar siempre como de fiesta, con un júbilo de Dios grande, como un cantar nuevo, siempre nuevo, envueltos en alegría y amor” (Juan de la Cruz).
- Haznos, María, cambiar los lamentos, que secan el aire y matan la vida, en alabanzas, que proclaman nuestra verdadera vocación.
- Ayúdanos, María, a hacer de nuestras fiestas momentos de acogida, convivencia, solidaridad. Sólo las fiestas de este tipo tienen futuro.
Du 2016-06-27 au 2016-07-27