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Julio 2018

Du 2018-07-27 au 2018-08-31

Du 2018-07-07 au 2018-07-31

Congreso Americano Misionero 2018

El camino hacia el próximo CAM, que tiene como objetivo “Fortalecer la identidad y el compromiso misionero de nuestra Iglesia, para responder con mayor valentía, generosidad y eficacia a los desafíos de la Nueva Evangelización”, comenzó oficialmente en septiembre del 2015, al clausurarse el V Congreso Eucarístico Nacional en la ciudad de Tarija; allí se anunció la realización en Bolivia del CAM 5-COMLA 10 con el lema “América en misión, el Evangelio es alegría”. Un mes después se dio inicio a la peregrinación de la Cruz Misional, que es el símbolo de esta edición del CAM, la cual contiene las reliquias de la Beata Nazaria Ignacia, la primera religiosa en fundar una orden en Bolivia. Se trata de una cruz de madera, de más de dos metros de alto, realizada por artesanos bolivianos como réplica de la Cruz que está ubicada en la Plaza Principal de San Javier, Misiones de Chiquitos, que se realizó con ocasión de los 300 años de la evangelización en esa jurisdicción boliviana. La Cruz ha venido recorriendo todo el continente, desde argentina hacia Canadá, y en estos días se encuentra visitando las diócesis de Puerto Rico. También está prevista la realización de decenas de copias que serán entregadas a las 40 conferencias episcopales de las Américas, así como a cada una de las diócesis bolivianas.

Como parte de este camino de preparación, se realizó en octubre del 2015 en Puerto Rico el 1º Simposio Internacional de Misionología, que tuvo como tema de reflexión “La alegría del Evangelio, corazón de la misión profética, fuente de reconciliación y comunión”. Otros eventos que forman parte de este camino de preparación han sido durante el 2016: el 2º Simposio Internacional de Misionología, que se realizó del 29 de febrero al 2 de marzo en Montevideo, Uruguay; el 2º Congreso Nacional de la Infancia y Adolescencia misionera (CONIAM), que se celebra cada dos años, tiene con la finalidad incrementar la animación misionera en la niñez y adolescencia mexicana, para lograr una mayor cooperación —tanto material como espiritual— al servicio de la Iglesia universal en su exigencia de hacer presente a Cristo en todo el mundo; el 3º Congreso Misionero Nacional de Seminaristas del 19 al 22 de septiembre en Cochabamba, con el objetivo general de “orar y reflexionar la centralidad de la Misericordia del Padre en el proceso de la formación seminarista para fortalecer la vida comunitaria fuente de la misión profética”.

Du 2018-06-28 au 2018-07-27

HÁBLAME DE DIOS CON TU VIDA

Pero justamente, ¿qué es lo que constituye esta interpelante manera de vivir nuestra peregrinación en la tierra y a qué llamamos vida religiosa? Es una ofrenda total de su vida a Dios, compromiso que bien se podría resumir así : “Me entrego a Dios”. Es pues una profundización del compromiso bautismal. Este radicalismo se traduce en una visión especial en lo referente a los bienes, al amor y especialmente al poder y  a la libertad.

La vida religiosa es una forma de vida donde las personas optan por una vida comunitaria sencilla, usan los bienes en interdependencia y testimonian claramente con su vida que Dios es su tesoro, que los bienes están al servicio del compartir, que viven estrechamente unidos a sus hermanos y hermanas del mundo. Es también una escuela para el aprendizaje al amor. Renunciamos a lo que muchas personas  consideran como la cumbre de la experiencia humana en el amor. Sin embargo, cuando recordamos a ciertas personas que han sabido amar, como por ejemplo Delia Tétreault, las dos Margarita del Canadá, los mártires canadienses, Emilie Gamelin, el buen padre Fredérico, Esther Blondin, el hermano Andrés, nos convencemos de que amar, en el celibato consagrado, no significa amar menos. Dichas personas y muchas otras más que viven con nosotros han manifestado un gran amor a Dios y un gran amor a sus hermanos y eso hasta el final de su vida. Extraña quizás pero es verdad, esa escuela de amor y de compartir de la vida religiosa permite también un aprendizaje especial de la vida con  toda libertad y  comunión. Todo ser humano detiene un cierto poder que a veces usa para fines de dominación, manipulación, seducción. Podemos también con ese poder poner todas sus energías al servicio de la comunión, de la vida con los demás en el amor, en la interdependencia, el diálogo mutuo basado en la escuha al otro. Toda persona que se ha encontrado verdaderamente a Jesucristo está llamada por Él a evangelizar su manera de apreciar y valorizar los bienes, el amor y la sexualidad, el poder y la libertad. La vida religiosa propone avenidas especiales para lograr la meta, es lo que llamamos votos.  En la vida religiosa se opta por vivir comunitariamente su bautismo es decir vivir toda su vida con otras personas no escogidas  al entrar en la vida religiosa pero que persiguen la misma meta. Una vida vivida en estrecha comunión en la fe es a la vez enriquecedora  y exigente. Abrirse cada día a otros puntos de vista, a otra manera de contemplar la vida, a otros valores son otras tantas posibilidades de ensanchar su espacio interior. Por otra parte, todos y todas sabemos que esas diferencias entre nosotros a veces nos molestan más que nos maravillan… La apertura a la vida activa la toma de conciencia que el proyecto de Díos sobre nosotros será siempre “congregar en la unidad a los hijos de Dios dispersos” (Jn11,52). La vida religiosa significa también prolongar en comunidad la misión confiada confiada por Cristo a su Iglesia : misión de adoración, de revelación de la bondad misericordiosa de Dios, misión de dar vida, de transmitirla, de transformar el mundo de manera que los hijos e hijas de Dios lo sirvan mejor con el don tanm valioso de la vida. Una vida religiosa es impensable sin no se reza personal y comunitariamente, si no se medita la Palabra de Dios, y si no hay una participación activa a la vida sacramental de la Iglesia. Una vida religiosa apostólica existe sólo  cuando uno se compromete en comunicar la vida que Dios le ofrece a través de un servicio diversificado a los hermanos y hermanas, según el carisma de cada grupo,  respetando la edad, la salud, los talentos de cada cual....

 

Háblame de Dios; lo estoy olvidando... En mis encuentros, muchas personas me repiten esta frase sin plantear claramente la pregunta.

Deseo entonces y a través de mi ofrenda a Dios trato de reactivar la gran bondad que descansa en el corazón de todo ser humano.

Lorraine Caza, CND