
Las Noticias
Diciembre 2019
Du 2019-12-21 au 2019-12-29
La esperanza nos robustece en los momentos difíciles
El Adviento es un tiempo ideal para hundir profundamente nuestras raíces espirituales, para dejar que se extiendan hasta Dios, fuente de toda vida. Dada nuestra conexión con Dios, nuestra vida diaria también puede ser fuente de vida para los demás. La Navidad no sólo es una temporada para recibir regalos, mejor aun, es una temporada para deleitarnos dándonos a los demás. De esta manera, imitamos lo que Dios ha hecho por nosotros y precisamente en eso encontramos una alegría profunda. Preparémonos pues para ser generosos en los regalos que daremos a nuestra familia, compañeros de trabajo, vecinos, amigos y desconocidos: paciencia, prudencia, motivación, consejo, fe, esperanza y amor.
Hay un dicho popular y espiritual que dice: “Nadie da lo que no tiene”. El regalo que podemos dar a los demás durante la última semana de Adviento es la esperanza. Bebamos profundamente de este regalo espiritual que Dios nos ofrece. De esta manera podremos apreciar aun más dentro de nosotros el espíritu navideño y llevar a los demás las bendiciones del Niño Jesús el resto del año.
Es muy fácil que perdamos la paciencia con Dios y con los demás. Vivir una vida de esperanza significa estar dispuestos a vivir valientemente día con día. Es casi seguro que los cambios que se van realizando en nuestra vida sean muy sutiles y casi imperceptibles. Vivir en la esperanza significa que, aunque Jesús ya haya venido, necesitamos permitirle que concluya su viaje a nuestro corazón.
Du 2019-12-14 au 2019-12-24
Tercer Domingo de Adviento
Cuando era niño, siempre tenía mi lista de los juguetes y regalos que esperaba recibir durante la Navidad. Usualmente en esta lista había una cosa en especial que me alegraría enormemente y que me haría sentir plenamente dichoso.
En esta semana de Adviento concentramos nuestra atención en los corazones: los corazones contentos, los corazones tristes, los corazones duros, los corazones destrozados, los corazones anhelantes y los que han dejado de esperar. En la Sagrada Escritura encontramos muchos escritos relacionados a nuestro corazón porque el corazón representa lo más profundo de nuestra identidad. Nuestros corazones revelan lo que verdaderamente somos porque contienen dentro de sí nuestros anhelos más profundos.
¿Qué hay en tu corazón? Podemos responder a esa pregunta de muchas maneras, y es a la vez, una buena pregunta para que reflexionemos en ella a lo largo de esta semana de Adviento. No obstante, también Dios tiene la respuesta a esta pregunta. “Pondré mi ley en su interior y la escribiré en su corazón”, dice el Señor. Así pues, además de lo que haya en nuestro corazón, también podemos estar seguros de que la ley del Señor está escrita, con tinta permanente, en nuestro corazón. Esa ley es la ley del amor.
Es tiempo de que apliquemos a nuestra vida lo que hay en nuestro corazón. Por mi parte, reconozco que cuando me he sentido perdido y confundido en mi vida, siempre hay una manera segura de reencontrar el camino: amando a alguien. En medio de mi confusión, miro alrededor para ver quién necesita una respuesta amorosa. Puede ser mi propia hija que estará confundida respecto a una decisión que debe asumir y que necesita de alguien que la escuche, pero que la escuche verdaderamente. Puede ser mi esposa que está sobrecargada de trabajo y algo de ayuda le vendría muy bien para relajarse un poco y cumplir más efectivamente sus compromisos. Puede ser que mi parroquia me ofrezca una oportunidad para hacer que una familia necesitada pase una Navidad mucho más feliz. El regalo de Adviento para esta semana es el amor de Dios que habita en nuestro corazón.
Du 2019-12-07 au 2019-12-24
Segundo domingo de Adviento
En los inicios de mi vida adulta la Navidad se convirtió para mí en una gran decepción. La gente hablaba de la magia de la Navidad. Me parecía que la magia había desaparecido por completo en ese momento de mi vida. La Navidad comenzó a ser como cualquier otro día, con la única diferencia de que durante ésta había un montón de obligaciones adicionales y de compromisos emocionales.
Lo irónico del asunto es que mi malestar respecto a la temporada Navideña comenzó a desaparecer cuando acepté que la Navidad es, hasta cierto punto, igual que cualquier otro día del año. Es decir, puedo reconocer la venida de Cristo a mi vida y a mi corazón en cualquier momento, en cualquier día del año. La venida de Cristo no está limitada a un día en exclusivo cuando “la magia” se realiza. Aun más, me dí cuenta que no se trataba en absoluto de algo mágico, sino que era completamente real. El verdadero sentido de la Navidad está cimentado en lo profundo de la revelación divina manifestado en el hecho de que Dios nos ama tanto que decidió habitar entre nosotros, tanto en Belén como en nuestra propia familia. Llegué a la conclusión de que las palabras del profeta Isaías “entonces se manifestará la gloria del Señor” se cumplen siempre que esté dispuesto a preparar el camino para que el Señor venga a mi vida. Para mí, el construir un camino plano y derecho consiste en serenar mi mente y abrir mi corazón.
El regalo para la segunda semana de Adviento es que Dios nos habla y se dirige a nosotros con un mensaje consolador en medio de nuestro descontento y nuestra espera.
En esta temporada silenciosa de Adviento que a menudo intentamos llenar de ruido y activismo frenético, reserve un momento de su día para escuchar las palabras consoladoras que Dios dirige a su persona, y por supuesto, a su propia vida. Reserve cinco minutos diariamente, por la mañana o por la noche, y respire profundamente. Una vez que lo haya hecho, sumérjase en los hechos y situaciones por las cuales esté más agradecido con Dios. Un corazón agradecido hace que cambie todo lo demás. De esta manera comenzaremos a ver, aun en medio de las exigencias y compromisos de la temporada navideña, el verdadero propósito de estos esfuerzos: celebrar la venida del Señor a nuestra vida y a la vida de aquellas personas que amamos.